El morado es una madera excepcional, un verdadero tesoro natural. En la década de los años 80, maderas similares fueron llevadas al borde de la extinción en Brasil. Fue entonces cuando la industria maderera fijó su mirada en el vasto oriente boliviano. Allí, entre la exuberancia y clima extremo, prosperaba el Machaerium scleroxylon, comúnmente llamado morado.
Las leyes de conservación natural bolivianas protegieron al morado de padecer una suerte similar a la de las maderas brasileñas. Apreciado como madera para pisos y enchapes, el morado mantuvo oculto por siglos el secreto de su verdadero valor. Cuando se trabaja cuidadosamente, cobran vida piezas llenas de personalidad, de drama, con texturas y colores únicos, especialmente si la madera proviene de troncas y ramas no aptas para la industria maderera tradicional. En sus imperfecciones está su tesoro.
Gracias a Kirah Design el arte de trabajar con morado boliviano está ganando reconocimiento en todo el mundo. El morado es, sin duda alguna, un tesoro natural.